Algunas fotografías de Robert Capa, uno de los máximos exponentes de la fotografía periodística del siglo XX, se pueden disfrutar en el Palau de Congressos de Tarragona hasta el 28 de de febrero.
La mayoría de fotografías que se exhiben, 101 en total, muestran el reportaje que hizo el 15 de enero de 1939 cuando cientos de civiles se exiliaron de Tarragona a causa de la inminente ocupación de las tropas franquistas.
Por esta razón, resulta una exposición especialmente interesante para gente de aquí y poder así, testimoniar con ojos y palabras lo que ocurrió aquel día. El recorrido empieza en
La disposición de las fotografías está completada con citas que él mismo escribió sobre los documentos y en muchas ocasiones, le acompañan fotos recientes para comparar el mismo lugar, resultado de la investigación que se llevó a cabo en 2006. La observación de pequeños detalles casi invisibles a simple vista como por ejemplo los antiguos pilones kilométricos ayudaron en esta búsqueda.
“Si vuestras fotografías no son los suficientemente buenas es porque no estáis lo bastante cerca…”. Con esta afirmación Capa dejó claro una de sus grandes virtudes, siempre estaba en el centro de la acción. Fotografiaba a civiles y gente corriente que sufría las consecuencias de la guerra y una de sus peculiaridades era familiarizar de alguna manera al observador con el seguimiento de los mismos sujetos. En este reportaje queda patente con diversos tramos de la huida de las mismas personas.
Esas huidas, en camiones, en carros o incluso caminando eran interrumpidas por los bombardeos de los aviones que sobrevolaban la zona. Para evitar ser alcanzados se escondían por donde podían pero esa hazaña no siempre era posible.
“La guerra es una actriz que envejece: cada vez más peligrosa, cada vez menos fotogénica”. A pesar de su cierta afirmación él sabía darle esa sensibilidad que hacía tan bellas sus fotografías. Una de las fotos más emocionantes de la exposición es la de una mujer que deambula alrededor de su carro al resultar la única superviviente de su familia. Una de las varias fotos que le hizo se observa como roza con su mano el amplio charco de sangre que ha soltado su perro muerto. Realmente escalofriante.
Capa trabajaba como reportero en varias revistas y debía ampliar solo las fotografías que le parecían lo suficientemente dramáticas como para ser publicadas. En la exposición se muestra una fotografía de su cuaderno en el que están enganchados todos los contactos de ese día, de los cuales muchos no le interesó ampliar y en cambio, sí amplió muchas fotografías prácticamente iguales. Este curioso dato, probablemente fue debido al hecho de querer publicar el mismo tema en diferentes publicaciones y no poder vender la misma fotografía en exclusiva.
Además de este reportaje, la exposición cuenta con una pequeña biografía de Capa con tres de sus fotografías más célebres y unas pocas más en pequeño formato de
La pega que le pondría a la exposición, si hay que ponerle alguna, es que sabe a poco.
Personalmente, creo que está muy bien enfocada pero al ser tan sumamente acotada y limitada a ese día, los amantes de este arte nos quedamos con ganas de más.
Gloria López Rodríguez
Etiquetas: Gloria López
Entrada más reciente Entrada antigua Inicio
0 comentarios:
Publicar un comentario